Milagro eucarístico de Moraleja de Enmedio

En la festividad de la Virgen del Carmen que se celebró en 1936 en la iglesia de Moraleja de Enmedio, situada a unos 30 km al suroeste de Madrid, el párroco, Clemente Díaz Arévalo, consagró, dio de comulgar y reservó las formas sobrantes en el sagrario. Al día siguiente, y el propio 18 por la mañana -ya oficialmente comenzado el Alzamiento Nacional-, los fieles que acudieron a misa recibieron a Cristo de ese copón.
El día en el que comenzó la guerra civil española, el alcalde se presentó en la iglesia, exigió la llave y clausuró el templo. El pueblo había quedado bajo control del Frente Popular y muy pronto fue tomado por milicianos.
El día 21, una mujer solicitó al párroco que dijese un funeral por un familiar. Don Clemente pidió permiso al alcalde y tras la misa, en previsión de las profanaciones que ya estaban sucediendo en toda la España republicana, puso las formas sobrantes en un coponcito y se lo metió en el bolsillo de la sotana antes de devolver la llave.
D. Clemente se llevó el coponcito para poner las formas a buen recaudo y poder dar de comulgar a algún enfermo.
Exactamente esas formas (ahora son 16 y una porción, porque algunas han sido comulgadas a lo largo de los años) pueden venerarse en la iglesia de San Millán en Moraleja de Enmedio. Permanecen incorruptas y en perfecto estado.

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